Ojeando libros antiguos encontró un recorte de revista que parecía de costura. Desdobló el arrugado papel y leyó lo que parecía una receta:
Corta con cariño, amabilidad, agradecimiento y determinación estas diez cosas de tu vida durante 40 días y observa los resultados:
-Gastos de dinero en cosas, servicios y actividades que no sean ni bellos ni útiles en tu día a día.
-Derroche de energía vital en lo que no sea necesario ni te dé bienestar.
-Relaciones personales que te resten más que te sumen.
-Objetos, muebles, ropas, papeles, etc. inútiles, sin valor y feos.
-Hábitos tóxicos que contaminan tu cuerpo y tu mente.
-Alimentos que no te ayudan a nutrirte saludable y equilibradamente.
-La pereza y esos tiempos muertos dedicados a entretenimientos que no aportan nada interesante ni bonito
-Pensamientos y creencias que te enseñaron que eran ciertos, pero que la realidad te ha demostrado que no es así.
-Ideas sobre lo que eres que ni son ciertas ni te ayudan a vivir como quieres.
-Proyectos en los que no crees de verdad. Mejor abortarlos ahora que cargar con sus consecuencias en el futuro.
Cuando terminó de leer, pensó que si alguien había conseguido recortar de su vida esas diez cosas, en los cuarenta días que proponía la receta, realmente encontraría la abundancia.
Quizá la propuesta fuese ambiciosa y exigente, pero como dice el proverbio chino “un viaje de diez mil kilómetros empieza por un solo paso”.
Carmen Guerrero
