miércoles, 27 de junio de 2012

Vive una vida Auténtica

"Cuando una persona transmite a Dios, ha experimentado. Entonces Dios no es una teoría a probar o desaprobar, no; entonces Dios es su propia vida, algo que tiene que vivirse."

El Camino...
El camino no tiene mapa, el camino no está trazado, el camino no implica que puedas seguir a alguien y encontrarlo. El camino no es como una gran autopista; el camino es como un pájaro que vuela en el firmamento; no deja rastros tras de sí. El pájaro ha volado, pero no quedan rastros; nadie puede seguirlos. Por tanto, el camino es un camino sin sendero. Es un camino, pero es un camino sin sendero. No está hecho de antemano, no está disponible. No puedes simplemente decidir recorrerlo; tendrás que encontrarlo. Y tendrás que encontrarlo a tu manera. El camino de otros no va a servir. El Buda lo ha recorrido, Lao Tzu lo ha recorrido, Jesús lo ha recorrido, pero estos caminos no te van a servir de ayuda porque tú no eres Jesús, no eres Lao Tzu, no eres Lieh Tzu. Tú eres tú, un individuo único. Sólo al caminar, sólo al vivir tu vida encontrarás el camino. Esto es algo de gran valor.
Por eso el taoísmo no es una religión organizada, no puede serlo. Tú puedes ser taoísta, si vives una vida de forma auténtica, espontánea, si tienes el coraje de ir hacia lo desconocido a tu manera, individualmente, sin apoyarte en otro, sin seguir a nadie, simplemente yendo hacia la noche oscura sin saber si llegarás a algo o si te perderás. Si tienes el valor, el riesgo está allí; es arriesgado, es osado.
El cristianismo, el hinduismo, el mahometismo son grandes autopistas. No necesitas arriesgar nada, tú simplemente sigues a la multitud, vas con la masa. Con el Tao tienes que ir solo, tienes que estar solo. El Tao respeta al individuo, no a la sociedad. El Tao respeta al que es único y no a la multitud. El Tao respeta la libertad y no la conformidad. El Tao no tiene tradición. El Tao es una rebelión, y la mayor rebelión posible.
Por eso llamo al Tao, “el camino sin sendero”. Es un camino pero no como los otros caminos. Tiene en sí una cualidad diferente: la cualidad de la libertad, la cualidad de la anarquía, la cualidad del caos. El Tao dice que si te impones a ti mismo una disciplina serás un esclavo. La disciplina tiene que surgir de tu atención consciente, entonces serás un maestro. Si impones un orden en tu vida, esto será sólo una pretensión. El desorden permanecerá profundamente, en propio fondo de tu ser. El orden estará en la superficie, en el centro habrá desorden. Esto no va a ayudar.
El orden real surge, no de afuera sino de lo más profundo de tu ser. Permite el desorden, no lo reprimas. Enfréntalo, asume el reto del desorden. Al asumir el reto del desorden y vivirlo –vivirlo peligrosamente- surge un orden en tu ser. Este orden sale del caos, no sale de ningún modelo. Esta gestalt es totalmente diferente: nace dentro de ti y es fresca; no es tradicional, es virgen; no es de segunda mano. El Tao no cree en una religión de segunda mano ni en un Dios de segunda mano. Si tomas al Dios de Jesús, te vuelves un cristiano; si tomas al Dios de Krishna, te vuelves un hinduista; si tomas al Dios de Mahoma, te vuelves un mahometano. El Tao dice: sin embargo, mientras no encuentres a tu Dios, no estás en el camino.
Por tanto, todos estos caminos simplemente te distraen del camino real. Al seguir a otros te extravías. Al seguir cualquier modelo de vida te vuelves un esclavo. Al seguir cualquier modelo te aprisionas a ti mismo. Y Dios, o el Tao, o el dharma, o la verdad, es posible sólo para alguien que sea absolutamente libre, incondicionalmente libre.
Por supuesto, la libertad es peligrosa porque no da seguridad, no da certeza. Hay gran seguridad cuando estás siguiendo a una multitud: la multitud te protege. Hay mucha seguridad cuando estás siguiendo una multitud porque, en la misma presencia de tanta gente, sientes que no estás sólo y que no puedes perderte. Debido a esta seguridad estás perdido, debido a esta seguridad nunca buscas, nunca exploras y nunca investigas. Y la verdad no se puede encontrar a menos que hayas investigado, a menos que hayas investigado por tu cuenta. Si tomas verdades prestadas te vuelves erudito; pero ser erudito no implica saber.
El Tao está muy en contra de la erudición. El Tao dice que si eres ignorante, y la ignorancia es tuya, está bien; al menos es tuya y lleva consigo una inocencia. Pero si estás cargado de conocimiento acumulado, escrituras, tradiciones, entonces vives una vida falsa, una pseudovida. Entonces no estás viviendo realmente, sólo tienes la pretensión de que estás viviendo. Haces gestos impotentes, gestos vacíos. Tu vida no tiene la intensidad, la pasión; no puede tener la pasión. La pasión sólo surge cuando vas por tu cuenta, solitario, hacia el vasto firmamento de la existencia.
¿Por qué no puedes moverte tú sólo? Porque no confías en la vida. Tú sigues a los mahometanos, sigues a los hinduistas, sigues a los judíos porque no confías en la vida, confías en las multitudes. Para moverse en solitario uno necesita confiar enormemente en la vida… en los árboles, en los ríos, en el firmamento, en lo eterno de todo esto: uno confía en ello. Tú confías en las concepciones creadas por el ser humano; tú confías en los sistemas creados por el ser humano; tú confías en las ideologías creadas por el ser humano. ¿Cómo pueden ser verdaderas las ideologías creadas por el ser humano?
El ser humano ha creado estas ideologías sólo para ocultar el hecho de que no sabe, para ocultar el hecho de que es ignorante. El ser humano es astuto, ingenioso, y puede crear racionalizaciones, pero estas racionalizaciones son falsas; no puedes avanzar con ellas hacia la verdad. Tendrás que dejarlas. El Tao dice que la ignorancia no es el obstáculo frente a la verdad. La erudición es el obstáculo.
Osho

lunes, 25 de junio de 2012

Los Sentidos no son tan físicos...




La música se ve y el color se oye...

Es curioso como la ignorancia sobre nuestro propio ser nos puede llevar a cometer errores tan garrafales como el de hundirnos en una tristeza que no es nuestra, que ni siquiera existe hoy, en un arrebato emocional destructivo o simplemente en letargos que de pronto irrumpieron en nuestras vidas cuando escuchábamos una melodía grata. Las fórmulas que nos llevaron a ese estado se encuentran en dos áreas fundamentales de expresión creativa energética. La primera de ellas tiene que ver con la sintonización de frecuencias y la otra con el poder del sonido como transmisor de los procesos creativos de un compositor, dependiendo de sus sentimientos en el momento en que escribe su música. Recordemos que cada acto creativo comprende sentimiento, calificación, visualización y acción, siendo el sentimiento el elemento detonador del proceso. Y la música es un poderoso trasmisor energético, que no pide permiso para entrar y que, cuando voluntariamente le abrimos la puerta de nuestro campo energético, pudiéramos estar abriéndolo a nuestro peor enemigo en el momento, a causa del encaje de frecuencias que voluntariamente estamos efectuando. Si el músico está componiendo bajo el sentimiento de la melancolía, su melodía será melancólica en su influencia energética y el que la escuche sintonizará con esa frecuencia al abrirse a ella. Para aquellos que gustan de la música selecta, tome el caso de Mahler y sus últimas composiciones impregnadas de su sentimiento melancólico: excelentes obras, pero cuanto más las escuche más sentirá que lo invade esa misma sensación; el día ha cambiado, el paisaje tiene otra atmósfera, en fin. Por el contrario, si irrumpe en su equipo de música un "Concierto Revolucionario" de Chopin, y usted está a punto de salir a su trabajo, sentirá al héroe que bulle en sí, dispuesto a enfrentar ese día con el valor de un ejército. Recordemos que en esos momentos Chopin vivía en Francia mientras Polonia se encontraba en conflicto. A través de ese concierto él imprimía en su melodía sus sentimientos de heroísmo y valentía por su Polonia herida a la que no podía defender desde ese país que lo cobijaba. Un caso digno de mención por sus efectos extraordinarios, comprobados por médicos a quienes les correspondió ser testigos de estas experiencias, es el de Tchaikowsky y su obra póstuma, la SextaSinfonía inconclusa "Patética",compuesta cuando padecía de una aguda depresión autodestructiva que lo llevó a un deterioro físico, provocándole la muerte sin que la ciencia médica pudiera siquiera determinar qué lo había ocasionado. Se ha descubierto que quienes tienen propensión al suicidio gustan especialmente de esta obra,y que quienes la escuchan asiduamente pueden desarrollar estos instintos autodestructivos, llegando incluso a atentar contra su vida, o sufrir enfermedades graves de origen desconocido, que sólo desaparecen cuando dejan para siempre de escuchar ese tema.Generalmente somos nosotros mismos quienes escogemos qué música queremos oír y este acto está relacionado con nuestros propios sentimientos que sintonizan con las frecuencias existentes en ese campo melódico, creadas por músicos cuya identificación emocional calza en el rango en que semovilizan las nuestras. Aquí aparece el primer factor de error de sintonización que hará que no podamos salir del estado de bajas frecuencias en que nos encontramos porque siempre tendemos a conectar circuitos según nuestro rango vibratorio. Como ejemplo podemos citar el caso en que una desilusión amorosa nos lleva de inmediato a refugiarnos en un Adagio de Albinoni si nos gusta la música selecta o en un tango "llorado" si nuestras preferencias van por ese lado. Por el contrario, un estado de alegría, entusiasmo, nos llevará a sintonizar con melodías que posean esa misma calidad desentimiento creativo, tanto en ritmo como en inspiración melódica. Cuando aceptamos lo que queremos que entre en nuestra esfera sensorial, mediante el poder de la atención, será lo que nos influirá energéticamente en nuestros propios circuitos emocionales y de ahí a la acción creativa calificada o descalificada según sea el tipo deinspiración musical que nos influirá.

SOMOS SERES MUSICALES

Nuestro plexo solar vibra como un diapasón según la melodía que nuestros sentidos perciben,ya sean ajenas o nuestras. Los sonidos son claves en nuestra existencia, aunque no siempre se esté consciente de ello. Tomemos ejemplos al azar: usted está calmado, tranquilo, en un ambiente grato; su voz es suave, armónica, agradable como la situación que está viviendo, o más bien como usted ha sido estimulado a reaccionar. Su voz ha resonado a nivel del corazón.Horas más tarde, usted se encuentra en su sala de clases. Supongamos que es profesor. Hace calor. Usted está de cuello y corbata. Ha tenido un día pesado, con corrección de pruebas de fin de semestre, y sus alumnos están tan indisciplinados que por la misma bulla que emiten usted no puede hacerse oír... La tensión aumenta y con ella el sonido de su voz va subiendo de tono hasta desembocar, violentamente, en un verdadero "chillido" que suena fonéticamente parecido a "por qué no se callan chiquiiillos de ...ríiia".Luego de eso, naturalmente viene el silencio. Su ser musical desafinó. Usted emitió un sonido a la altura de su cerebro, con una frecuencia disonante, aguda, provocando una respuesta en el diapasón de los afectados. Y en usted, un terrible dolor de cabeza. ¿Se da cuenta de la diferencia? Pues bien, he ahí un ejemplo simple de cómo manejamos el sonido y cómo nos autoafectamos en nuestro propio vehículo físico, sin haber sido agredido por un estímulo sonoro externo. El interno es clave: construye o destruye. El externo ayuda a construír o destruír. Se puede ser responsable consigo mismo al manejar nuestros propios sonidos hacia una armonización, pero no podemos escapar del asedio sonoro externo, sobre todo cuando nos toca emocionalmente, al conectarnos con las distintas frecuencias emitidas por las composiciones musicales, cualesquiera sean sus estilos y series tonales. Entonces, conviene sintonizar con los espacios morfogenerativos de la pineal para VER cómo los diferentes sonidos musicales nos influyen en nuestro patrón vibratorio, mediante la aparición de energías de colores moviéndose de acuerdo a la frecuencia emitida y con relación a nuestro estado de recepción en ese momento. Se sabe por las experiencias vividas, que un 80% de los receptores perciben las emisiones tal como fueron creadas por los sentimientos del músico en esos momentos, y sólo un 20% los recibe diferentes, considerando un estado especial intenso que desviaría los impulsos originales. Aunque a usted le resulte a priori difícil de creer, la música se puede ver y el color se puede oír. Esta facultad corresponde a una potenciación de la capacidad sensorial, en la que juega un papel trascendental la interacción hemisférica cerebral, junto a la activación interna del centro pineal. Hace más de 40 años, en EE.UU., un resultado médico casual a raíz de una operación al cerebro, sentó las bases que permitieron afirmar que la interacción de estos dos hemisferios puede detonar capacidades desconocidas del cerebro humano. Este insólito evento se produjo luego de la extirpación de un tumor. Al restablecer las conexiones neuronales sin la precisión que tiene hoy la microcirugía, se comprobó con sorpresa, que el paciente, al volver en sí, veía los sonidos musicales y oía los colores como si fuera la cosa más natural del mundo . Para nosotros la música se oye y el color se ve. Cabe preguntarse, ¿qué es lo normal?

LA SINESTESIA

La sinestesia es la reacción de dos o más sentidos ante un solo estímulo. Por ejemplo: Una persona contempla una pintura viendo sus colores y formas y al mismo tiempo que siente los aromas de los colores, también los escucha. Los sentidos no son tan físicos como creemos. Pertenecen a nuestro ser-energía. Si no, pregúntese usted, ¿a dónde se fue el sentido de la audición del ser dormido que ronca y no se escucha,mientras lo hace el que está despierto a su lado? Nuestros sentidos, operando en un mayor voltaje de nuestro equipo, podrían funcionar simultáneamente si las condiciones creativas de vida lo permitieran...

Fresia Castro ( breve extracto del libro El cielo está abierto”-Activación Glándula Pineal)