Los Sentidos no son tan físicos...
La música se ve y el color se
oye...
Es curioso como la ignorancia sobre nuestro propio ser nos puede llevar
a cometer errores tan garrafales como el de hundirnos en una tristeza que no es
nuestra, que ni siquiera existe hoy, en un arrebato emocional
destructivo o simplemente en letargos que de pronto irrumpieron en nuestras
vidas cuando escuchábamos una melodía
grata. Las fórmulas que nos llevaron a ese estado se encuentran en dos áreas
fundamentales de expresión creativa energética. La primera de ellas tiene que
ver con la sintonización de frecuencias y la otra con el poder del sonido
como transmisor de los procesos creativos de un compositor, dependiendo de sus sentimientos en el momento en que escribe
su música. Recordemos que cada acto creativo
comprende sentimiento, calificación, visualización y acción, siendo el
sentimiento el elemento detonador del proceso. Y la música es un poderoso trasmisor
energético, que no pide permiso para entrar y que, cuando voluntariamente le
abrimos la puerta de nuestro campo energético, pudiéramos estar abriéndolo a nuestro peor enemigo en el momento, a causa del encaje
de frecuencias que voluntariamente estamos
efectuando. Si el músico está componiendo bajo el sentimiento de la melancolía,
su melodía será melancólica en su influencia energética y el que la escuche
sintonizará con esa frecuencia al abrirse a ella. Para aquellos que gustan de la música selecta, tome
el caso de Mahler y sus últimas composiciones
impregnadas de su sentimiento melancólico: excelentes obras, pero cuanto más las
escuche más sentirá que lo invade esa
misma sensación; el día ha cambiado, el paisaje tiene otra atmósfera, en fin.
Por el contrario, si irrumpe en su equipo de música un "Concierto
Revolucionario" de Chopin, y usted está a punto de salir
a su trabajo, sentirá al héroe que bulle en sí, dispuesto a enfrentar ese día
con el valor de un ejército. Recordemos
que en esos momentos Chopin vivía en Francia mientras Polonia se
encontraba en conflicto. A través de ese concierto él imprimía en su
melodía sus sentimientos de heroísmo y
valentía por su Polonia herida a la que no podía defender desde ese país que lo
cobijaba. Un caso digno de mención por sus efectos extraordinarios,
comprobados por médicos a quienes les
correspondió ser testigos de estas experiencias, es el de
Tchaikowsky y su obra póstuma, la SextaSinfonía
inconclusa "Patética",compuesta cuando padecía de una aguda depresión
autodestructiva que lo llevó a un
deterioro físico, provocándole la muerte sin que la ciencia médica pudiera
siquiera determinar qué lo había ocasionado. Se ha descubierto que
quienes tienen propensión al suicidio gustan especialmente de esta obra,y que quienes la escuchan asiduamente pueden
desarrollar estos instintos autodestructivos, llegando incluso a atentar contra
su vida, o sufrir enfermedades graves de origen desconocido, que sólo
desaparecen cuando dejan para siempre de escuchar ese tema.Generalmente somos
nosotros mismos quienes escogemos qué música queremos oír y este acto
está relacionado con nuestros propios sentimientos que sintonizan con las
frecuencias existentes en ese campo
melódico, creadas por músicos cuya identificación emocional calza en el rango en
que semovilizan las nuestras. Aquí aparece el primer factor de error de
sintonización que hará que no podamos salir del estado de bajas
frecuencias en que nos encontramos porque siempre tendemos a conectar circuitos según nuestro rango
vibratorio. Como ejemplo podemos citar el caso en que una desilusión amorosa nos
lleva de inmediato a refugiarnos en un Adagio de Albinoni si nos gusta la música
selecta o en un tango "llorado" si nuestras preferencias van por ese lado. Por el contrario, un estado de
alegría, entusiasmo, nos llevará a sintonizar con melodías que posean esa misma
calidad desentimiento creativo, tanto en ritmo como en inspiración melódica.
Cuando aceptamos lo que queremos que entre
en nuestra esfera sensorial, mediante el poder de la atención, será lo que nos
influirá energéticamente en nuestros propios circuitos
emocionales y de ahí a la acción creativa calificada o
descalificada según sea el tipo deinspiración musical que nos
influirá.
SOMOS SERES MUSICALES
Nuestro plexo solar vibra como un
diapasón según la melodía que nuestros sentidos perciben,ya sean ajenas o
nuestras. Los sonidos son claves en nuestra existencia, aunque no
siempre se esté consciente de ello. Tomemos
ejemplos al azar: usted está calmado, tranquilo, en un ambiente grato; su voz es
suave, armónica, agradable como la situación que está viviendo, o más bien como
usted ha sido estimulado a reaccionar. Su voz ha resonado a nivel del
corazón.Horas más tarde, usted se
encuentra en su sala de clases. Supongamos que es profesor. Hace calor.
Usted está de cuello y corbata. Ha tenido un día pesado, con corrección de
pruebas de fin de semestre, y sus alumnos están tan indisciplinados que por la
misma bulla que emiten usted no puede hacerse oír... La tensión aumenta y con ella el
sonido de su voz va subiendo de tono hasta desembocar, violentamente, en un verdadero "chillido" que suena fonéticamente
parecido a "por qué no se callan chiquiiillos de ...ríiia".Luego de eso,
naturalmente viene el silencio. Su ser musical desafinó. Usted emitió un sonido
a la altura de su cerebro, con una
frecuencia disonante, aguda, provocando una respuesta en el diapasón de los
afectados. Y en usted, un terrible dolor de cabeza. ¿Se da cuenta de la
diferencia? Pues bien, he ahí un ejemplo simple de cómo manejamos el
sonido y cómo nos autoafectamos en nuestro propio vehículo físico, sin haber
sido agredido por un estímulo sonoro externo. El interno es
clave: construye o
destruye. El externo
ayuda a construír o
destruír. Se
puede ser responsable consigo mismo al manejar nuestros propios sonidos hacia
una armonización, pero no podemos escapar del asedio sonoro
externo, sobre todo cuando nos toca emocionalmente, al conectarnos con las distintas
frecuencias emitidas por las composiciones musicales, cualesquiera sean sus
estilos y series tonales. Entonces, conviene sintonizar con los espacios
morfogenerativos de la pineal para VER cómo los diferentes sonidos
musicales nos influyen en nuestro patrón vibratorio, mediante la aparición de
energías de colores moviéndose de acuerdo a la frecuencia emitida y con relación
a nuestro estado de recepción en ese momento. Se sabe por las experiencias
vividas, que un 80% de los receptores perciben las emisiones tal como
fueron creadas por los sentimientos del músico en esos momentos, y sólo un 20%
los recibe diferentes, considerando un
estado especial intenso que desviaría los impulsos originales. Aunque a usted le
resulte a priori difícil de creer, la música se puede ver y el color se
puede oír. Esta facultad corresponde a una potenciación de la
capacidad sensorial, en la que juega un papel trascendental la interacción hemisférica
cerebral, junto a la activación interna del centro pineal. Hace
más de 40 años, en EE.UU., un resultado médico casual a raíz de una operación al
cerebro, sentó las bases que permitieron afirmar que la interacción de
estos dos hemisferios puede detonar
capacidades desconocidas del cerebro humano. Este insólito evento se produjo
luego de la extirpación de un tumor. Al restablecer las conexiones neuronales
sin la precisión que tiene hoy la microcirugía, se comprobó con sorpresa, que el
paciente, al volver en sí, veía los sonidos musicales y oía los colores como si
fuera la cosa más natural del mundo . Para nosotros la música se oye y el color
se ve. Cabe preguntarse, ¿qué es lo normal?
LA SINESTESIA
La sinestesia es la reacción de dos o más sentidos ante un solo
estímulo. Por ejemplo: Una persona contempla una pintura viendo sus colores y formas y al mismo
tiempo que siente los aromas de los
colores, también los escucha. Los sentidos no son tan físicos como creemos.
Pertenecen a nuestro ser-energía. Si no, pregúntese usted, ¿a dónde se fue el
sentido de la audición del ser dormido que ronca y no se escucha,mientras
lo hace el que está despierto a su lado? Nuestros sentidos, operando en un mayor voltaje de nuestro equipo, podrían
funcionar simultáneamente si las condiciones creativas de vida lo
permitieran...
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