Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta
de trapo
y me regalara un
trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero en definitiva
pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo
que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que
cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los
demás duermen.
Escucharía cuando los demás hablan
Gabriel García Marquez
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